Retos Organizativos y Políticos

Como ya se ha dicho, en los quince casos de nuestra muestra, la gran mayoría de sus promotores trabajan de manera voluntaria y sin recibir un sueldo o ingreso directo por realizar esta labor. El rango de tiempo que le dedican va de tres horas a la semana a dos horas diarias (en los tiempos libres). Algunos dedican hasta seis horas diarias a fin de completar algunas metas a las que se han comprometido en el mediano y corto plazo, como en el caso Lliwllapaq Runasimi. Para casi todos los y las involucradas, las iniciativas digitales no constituyen su trabajo, ni su fuente principal de ingresos.

No obstante, en el desarrollo de algunos proyectos sí han existido recursos específicamente etiquetados para realizar tareas de activismo digital. Entre éstos se encuentran los casos Vamos a Aprender Mixteco, Maya Tz’utujil y Yadiko Ukuri. En el caso de VAM, el desarrollo de la aplicación para dispositivos móviles contó con recursos del Laboratorio de Ciudadanía Digital, procedentes del Centro Cultural de España en México y la Fundación Telefónica. En los casos de Maya Tz’utujil y Yadiko Ukuri, éstos han tenido apoyos puntuales del proyecto Rising Voices. Uno de los promotores de Yadiko Ukuri recuerda que fue a sugerencia de uno de sus maestros que decidió solicitar un micro-apoyo a Rising Voices para llevar adelante el rescate y la digitalización de grabaciones sonoras en su lengua. En el caso Maya Tz’utujil, la iniciativa de enseñanza de la lengua por medios digitales nació antes de recibir recursos de Global Voices.

En términos organizativos, de todos los casos de nuestra muestra, el proyecto Yadiko Ukuri fue el único que problematizó la circunstancia de haber contado con recursos económicos externos. De acuerdo con la entrevista realizada a Ever Kuiru, el apoyo recibido de Rising Voices los introdujo a una dinámica compleja porque la asignación de los recursos venía muy regulada, además de que generó recelos y prejuicios en la comunidad. Para Ever, el problema es que la financiadora no supo entender los tiempos de la comunidad y del proyecto, por lo que él opina que en el futuro se debe tener mucha paciencia y estar preparado para condiciones adversas en la propia comunidad de hablantes.

Lo que revela el testimonio de Ever Kuiru, desde mi perspectiva de analista, se podría interpretar de dos formas: 1) que el entusiasmo y la energía que caracteriza a los activistas digitales indígenas se expresan en una alta capacidad de improvisación y adaptabilidad, y que por lo tanto, los tiempos establecidos por los financiadores externos imponen tiempos poco realistas para que los proyectos se desarrollen en, y sean adoptados por, las comunidades de hablantes; o 2) que la espontaneidad y la falta de experiencia organizacional de varios de los activistas les plantean considerables limitantes en la gestión de proyectos con tiempos y recursos establecidos desde afuera.

Respecto de este último punto, fue muy significativo que, por lo general, casi ninguno de los proyectos tenga muy clara la manera de evaluar el impacto o el éxito de sus proyectos. Muy pocos basan también su implementación en un plan y estructura claros (con la excepción, quizás, de Kichwa.Net, Lliwllapaq Runasimi, Quechua Memes y Vamos a Aprender Mixteco). Las mediciones a las que se recurre, de manera más bien formulaica y protocolaria, tienen que ver con el número de seguidores, las visitas a los sitios, los “me gusta” y el número de veces que se comparten los contenidos en las redes. Pero para la mayoría de los activistas entrevistados, ni siquiera estos datos resultan significativos. El trabajo de estos activistas continúa en muchos sentidos siendo espontáneo, se hace en tiempos libres, sin ningún programa ni planeación (excepto, claro está, cuando hay una contra-parte o fuente de financiamiento externa que pide informes, cumplimiento de metas, seguimiento de avances, etc – por ejemplo, Maya Tz’utujil, Lliwllapaq Runasimi, Vamos a Aprender Mixteco, Yadiko Ukuri). Para los proyectos más recientes, como el caso Radio Yúuyum, las metas a alcanzar han sido hasta ahora de muy corto plazo. En los 5 primeros meses de la radio en línea, nos cuenta la comunicadora Yazmín Novelo, se han “enfocado más en sacar el programa de cada lunes”. Por lo tanto sus metas y objetivos han sido de orden semanal. Sin embargo, Yazmín cree que ahora que el proyecto se va consolidando y cada quien sabe lo que tiene que hacer, es el momento de trazarse metas de más largo aliento, como podría ser la obtención de una frecuencia electromagnética, o la implementación de acciones comunitarias.

Desde un punto de vista externo, la falta de planeación podría percibirse como un reto o deficiencia, pero para los y las activistas entrevistadas, esta ausencia de mecanismos claros de diseño, planeación y/o de toma de decisiones no es percibida ni como un problema, ni como una ventaja. Simplemente es la manera en cómo se trabaja. Sin embargo, en acciones muy concretas de consecución de objetivos de influencia en políticas y en una agenda política más amplia, es previsible que la planeación y el trabajo por fases y etapas se vuelva cada vez más importante.

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