De acuerdo con la Constitución del país, los 37 idiomas de Bolivia son reconocidos como oficiales. Sin embargo, aunque esta diversidad lingüística se pueda observar diariamente, esto no se ve reflejado en Internet, lugar en donde el español sigue siendo el idioma dominante.
Pese a que han surgido iniciativas digitales para promover los otros 36 idiomas indígenas, la mayoría se enfocan en los idiomas con la mayor cantidad de hablantes, tales como el aymara y el quechua. La mayoría de los otros 34 idiomas aún siguen sin una significativa presencia en línea impulsada por hablantes nativos.
Durante un taller de dos días que tuvo lugar en la ciudad de Cochabamba, los días 28 y 29 de julio del 2016, los activistas digitales indígenas hicieron énfasis en incluir todos los idiomas de Bolivia. La reunión fue co-organizada por Global Voices a través de su iniciativa de Rising Voices en colaboración con los activistas digitales Gladys Camacho y Juan Carlos Romero junto a las organizaciones asociadas Jaqi Aru y Voces Indígenas Urbanas.
El lugar donde se dio el encuentro fue el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño. Este taller boliviano fue otro del conjunto de talleres que tuvieron lugar en la región con socios locales, incluidos con anterioridad México, Colombia y Perú.
Participantes
En el periodo previo al taller, un aviso nacional invitando a que participaran se hizo enfocándose en usuarios de Internet indígenas, quienes ya se encontraban trabajando para reavivar sus idiomas nativos. Los participantes fueron elegidos tomando en consideración la representación geográfica y lingüística; otro factor determinante fue la demostración de su compromiso en compartir con su comunidad su conocimiento y habilidades.
Se recibieron aproximadamente 50 postulaciones, y como era esperado, los postulantes de quechua y aymara fueron los más representados entre aquellos que mostraron su interés en formar parte del taller. Sin embargo, después de grandes esfuerzos en las comunidades de la Bolivia Oriental, participantes representando el Guaraní, Chácobo, Bésiro, Mojeño Trinitario, y Yurakaré también fueron seleccionados.
En total, 25 participantes fueron invitados a formar parte del taller de dos días para compartir sus experiencias, crear nuevas habilidades digitales y hacer conexiones con otros bolivianos que trabajan para revitalizar los idiomas nativos a través del uso del Internet.
Los idiomas no conocen fronteras, por lo tanto, algunos de los idiomas de Bolivia son hablados en países cercanos. Después de descubrir el aviso a hacer propuestas, un grupo de activistas de Resistencia, Argentina, quiénes hablan el idioma Qom (o Toba como es conocido en Bolivia) también pidieron formar parte del encuentro.
Actividades
El objetivo principal de la reunión fue para crear un espacio donde los activistas pudieran compartir sus experiencias. A lo largo de los dos días, se dieron sesiones de una hora en donde los participantes tocaron temas relacionados con los retos lingüísticos y técnicos del uso de idiomas en la web.
La mayor parte del resto del programa se enfocó en presentaciones personales de sus propios proyectos. Por ejemplo, Elias Ajata, un prolífico blogger de la ciudad de El Alto, ha estado creando contenido en YouTube, SoundCloud y otras plataformas sociales. Durante su presentación, mostró la variedad de imágenes y otro tipo de contenido creado en su proyecto Aymar Yatiqaña, el cual es compartido en un grupo de Facebook con más de 8,000 miembros. El siguiente vídeo, fue creado cerca del referéndum constitucional del 2016, donde los votantes decidían si deseaban que el presidente y vicepresidente se postularan a la candidatura por tercera ocasión. El vídeo utiliza a marionetas hablando aymara para mostrar la brecha entre votantes que estaban a favor y los que no.
Otro activista de El Alto, Josue Qhispi, ha estado subiendo lecciones para aprender el idioma aymara en su sitio Wix llamado Aymaryaya, el cual también comparte en su grupo de Facebook.
Las traductoras voluntarias, Victoria Tinta y Gloria Chambi, hablaron de sus motivaciones para participar como editoras y traductoras en el proyecto de Global Voices en Aymara, el cual ofrece traducciones de noticias del español al aymara. Este trabajo también incluyó un proyecto piloto el cual producía contenido en audio de dichas traducciones para utilizarse en línea y para que estaciones de radio las emplearan, tales como Radio San Gabriel, la cual también formó parte del evento.
La ciudad anfitriona, Cochabamba, es considerada una de las cunas del idioma quechua. A nivel local, la universidad pública de San Simón (UMSS) ha tenido un rol importante en desarrollar recursos para promover el idioma en plataformas digitales, tales como la plataforma multimedia de podcast en quechua, la cual fue creada por el equipo de UMSS llamado Lingüística Aplicada para la Enseñanza del Idioma. Además, dos de los organizadores de los talleres, Gladys Camacho y Juan Carlos Romero, han estado muy activos con el Departamento de Lingüística de la universidad y también han contribuido como profesores de quechua. Ambos compartieron sus experiencias al promover el idioma a través de una variedad de plataformas digitales.
Camacho continuó con sus estudios en la Universidad de Nueva York, donde contribuyó al proyecto de Rimasun en audio podcast. Como parte de sus labores de enseñanza, Romero filmó vídeos que representan situaciones diarias utilizando el idioma quechua, incluyendo el siguiente que tuvo lugar en un consultorio dental.
Basado en la comunidad de Santa Cruz, el proyecto Voces Indígenas Urbanas compartió su trabajo que consiste en escuchar y amplificar las voces de comunidades indígenas que habitan en Santa Cruz, la ciudad más grande del país. Entre los temas que regularmente se discuten, se incluye la importancia de mantener un idioma: diversos miembros del equipo promueven con frecuencia su idioma nativo en redes sociales.
Redes
El taller boliviano continúa demostrando el interés y necesidad de reuniones como ésta para conectar a usuarios de Internet indígenas que han hecho un compromiso en preservar y promover sus idiomas con el apoyo de herramientas digitales. Sus experiencias con frecuencia asemejan las de otros, sin importar el idioma, los espacios reales y virtuales pueden ayudar a compartir estas lecciones aprendidas y convertirse en bases sólidas para la creación de redes locales de activistas digitales que comparten una misma misión.